La música, la moda, la tecnología y los valores son productos de la cultura. Pero, ¿qué significan? ¿Cómo perciben e interpretan los sociólogos la cultura basándose en estos elementos materiales e inmateriales? Los funcionalistas ven la sociedad como un sistema en el que todas las partes trabajan -o funcionan- juntas para crear la sociedad en su conjunto. De este modo, las sociedades necesitan la cultura para existir.
Los teóricos del conflicto consideran que la estructura social es intrínsecamente desigual, basada en diferencias de poder relacionadas con cuestiones como la clase, el sexo, la raza y la edad. Para un teórico del conflicto, la cultura refuerza los "privilegios" de ciertos grupos por motivos de raza, sexo, clase, etc. Las mujeres luchan por la igualdad en una sociedad dominada por los hombres. Las mujeres luchan por la igualdad en una sociedad dominada por los hombres. Las personas mayores luchan por proteger sus derechos, su atención sanitaria y su independencia frente a una generación más joven de legisladores. Grupos de defensa como la ACLU trabajan para proteger los derechos de todas las razas y etnias de Estados Unidos.
Las desigualdades existen en el sistema de valores de una cultura. Por lo tanto, las normas culturales de una sociedad benefician a algunas personas pero perjudican a otras. Algunas normas, formales e informales, se practican a expensas de otras. Las mujeres no pudieron votar en Estados Unidos hasta 1920. A las parejas de gays y lesbianas se les ha negado el derecho a casarse en algunos estados. El racismo y la intolerancia están muy presentes hoy en día. Aunque se supone que en Estados Unidos se valora la diversidad cultural, mucha gente sigue desaprobando los matrimonios interraciales. Los matrimonios entre personas del mismo sexo están prohibidos en la mayoría de los estados, y la poligamia -común en algunas culturas- es impensable para la mayoría de los estadounidenses.
El núcleo de la teoría del conflicto es el efecto de la producción económica y el materialismo: la dependencia de la tecnología en las naciones ricas frente a la falta de tecnología y educación en las naciones pobres. Los teóricos del conflicto creen que el sistema de producción material de una sociedad repercute en el resto de la cultura. Las personas que tienen menos poder también tienen menos capacidad para adaptarse a los cambios culturales. Este punto de vista contrasta con la perspectiva del funcionalismo. En la cultura capitalista estadounidense, por ejemplo, seguimos esforzándonos por alcanzar la promesa del sueño americano, que perpetúa la creencia de que los ricos merecen sus privilegios.
El interaccionismo simbólico es una perspectiva sociológica que se centra sobre todo en las interacciones cara a cara entre los miembros de la sociedad. Los interaccionistas consideran que la cultura se crea y se mantiene a través de las formas en que las personas interactúan y en cómo los individuos interpretan las acciones de los demás. Los defensores de esta teoría conceptualizan las interacciones humanas como un proceso continuo de derivación de significados tanto de los objetos del entorno como de las acciones de los demás. Aquí es donde entra en juego el término simbólico. Cada objeto y cada acción tienen un significado simbólico, y el lenguaje sirve como medio para que las personas representen y comuniquen a los demás sus interpretaciones de estos significados. Quienes creen en el interaccionismo simbólico perciben la cultura como algo muy dinámico y fluido, ya que depende de cómo se interpreta el significado y de cómo interactúan los individuos al transmitir esos significados.
Comenzamos este capítulo preguntándonos qué es la cultura. La cultura está formada por todas las prácticas, creencias y comportamientos de una sociedad. Dado que la cultura se aprende, incluye la forma en que las personas piensan y se expresan. Aunque nos guste considerarnos individuos, debemos reconocer el impacto de la cultura; heredamos un lenguaje de pensamiento que da forma a nuestras percepciones y patrones de conducta, incluso sobre cuestiones relacionadas con la familia y los amigos, la fe y la política.
Hasta cierto punto, la cultura es una comodidad social. Al fin y al cabo, compartir una cultura similar con los demás es precisamente lo que define a las sociedades. Las naciones no existirían si las personas no coexistieran culturalmente. No podría haber sociedades si la gente no compartiera patrimonio y lengua, y la civilización dejaría de funcionar si la gente no coincidiera en valores y sistemas de control social similares. La cultura se conserva mediante la transmisión de una generación a otra, pero también evoluciona a través de procesos de innovación, descubrimiento y difusión cultural. Puede que estemos restringidos por los confines de nuestra propia cultura, pero como humanos tenemos la capacidad de cuestionar los valores y tomar decisiones conscientes. No existe mejor prueba de esta libertad que la cantidad de diversidad cultural dentro de nuestra propia sociedad y en todo el mundo. Cuanto más estudiamos otra cultura, mejor comprendemos la nuestra.
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