¿Qué es el trabajo y cómo se siente la gente con el trabajo que hace? Estas preguntas pueden responderse desde varias perspectivas. Quizá una de las mejores formas de entender cómo se siente la gente con su trabajo sea simplemente preguntárselo. Hace algunos años, el escritor de Chicago Studs Terkel hizo exactamente eso. ¿Qué pensaban de su trabajo las personas a las que entrevistó? He aquà algunos extractos de su libro Working.
Ejemplos como éstos -y hay muchÃsimos más- muestran cómo ven algunos empleados su trabajo y la labor que realizan. Obviamente, algunos trabajos tienen más sentido que otros, y algunos individuos se satisfacen más fácilmente que otros. Algunas personas viven para trabajar, mientras que otras simplemente trabajan para vivir. En cualquier caso, es evidente que las personas tienen sentimientos muy fuertes sobre lo que hacen en el trabajo y sobre las personas con las que trabajan. En nuestro estudio del comportamiento en las organizaciones, examinaremos qué hace la gente, qué les lleva a hacerlo y cómo se sienten con respecto a lo que hacen. Sin embargo, como preludio a este análisis, primero debemos considerar la unidad básica de análisis en este estudio: el trabajo en sà mismo. ¿Qué es el trabajo y qué funciones cumple en la sociedad actual?
Funciones del trabajo
Sabemos por qué las actividades laborales son importantes desde el punto de vista de una organización. Sin trabajo no hay producto ni servicio que ofrecer. Pero, ¿por qué es importante el trabajo para los individuos? ¿Qué funciones cumple?
En primer lugar, el trabajo cumple una función económica bastante obvia. A cambio de su trabajo, los individuos reciben los ingresos necesarios para mantenerse a sà mismos y a sus familias. Pero la gente trabaja por muchas razones que van más allá de la simple necesidad económica.
En segundo lugar, el trabajo también cumple varias funciones sociales. El lugar de trabajo ofrece oportunidades para conocer gente nueva y entablar amistades. Muchas personas pasan más tiempo en el trabajo con sus compañeros que en casa con sus propias familias.
En tercer lugar, el trabajo también proporciona una fuente de estatus social en la comunidad. La ocupación de una persona es un indicio de cómo se la considera en función de las normas de importancia prescritas por la comunidad. Por ejemplo, en Estados Unidos un presidente de empresa suele tener más categorÃa que un conserje de la misma empresa. En China, en cambio, se atribuye un gran estatus a los campesinos y a las personas de la clase trabajadora, mientras que los directivos no se diferencian tanto de aquellos a quienes dirigen. En Japón, el estatus depende en primer lugar de la empresa para la que se trabaja y de su notoriedad, y después del cargo que se ocupa. Es importante señalar aquà que el estatus asociado al trabajo que realizamos a menudo trasciende los lÃmites de nuestra organización. Un presidente de empresa o de universidad puede tener un gran estatus en la comunidad en general debido a su posición en la organización. Por lo tanto, el trabajo que realizamos puede representar simultáneamente una fuente de diferenciación social y una fuente de integración social.
En cuarto lugar, el trabajo puede ser una fuente importante de identidad y autoestima y, para algunos, un medio de autorrealización. Proporciona un sentido de finalidad a los individuos y aclara su valor o contribución a la sociedad. Como señaló Freud hace mucho tiempo, "el trabajo tiene un efecto mayor que cualquier otra técnica de vida a la hora de vincular al individuo más estrechamente a la realidad; en su trabajo está al menos firmemente unido a una parte de la realidad, la comunidad humana".2 El trabajo contribuye a la autoestima al menos de dos maneras. En primer lugar, ofrece al individuo la oportunidad de demostrar su competencia o dominio sobre sà mismo y su entorno. Las personas descubren que realmente pueden hacer algo. En segundo lugar, el trabajo reafirma a los individuos en el hecho de que están llevando a cabo actividades que producen algo de valor para los demás, que tienen algo importante que ofrecer. Sin esto, el individuo siente que tiene poco que aportar y que, por tanto, es poco valioso para la sociedad.
Podemos ver claramente que el trabajo sirve a varios propósitos útiles desde el punto de vista del individuo. Proporciona cierto grado de autosuficiencia económica, intercambio social, estatus social, autoestima e identidad. Sin esto, los individuos a menudo experimentan sensaciones de impotencia, falta de sentido y normalidad, una condición llamada alienación. En el trabajo, las personas tienen la posibilidad de encontrar algún sentido a sus actividades cotidianas, por supuesto si su trabajo es lo suficientemente estimulante. Cuando los empleados no se implican en su trabajo porque éste no les supone un reto suficiente, no suelen ver motivos para esforzarse, lo que, por supuesto, pone en peligro la productividad y la eficacia de la organización. Esta verdad evidente ha dado lugar a una preocupación generalizada entre los directivos por el descenso de la productividad y de los valores del trabajo. De hecho, la preocupación por esta situación ha hecho que muchos directivos se interesen de nuevo por cómo las ciencias del comportamiento pueden ayudarles a resolver muchos de los problemas de las personas en el trabajo.
Funciones del trabajo
Sabemos por qué las actividades laborales son importantes desde el punto de vista de una organización. Sin trabajo no hay producto ni servicio que ofrecer. Pero, ¿por qué es importante el trabajo para los individuos? ¿Qué funciones cumple?