Características de los empresarios de éxito

¿Qué características comparten los empresarios de éxito?
¿Tienes lo que hay que tener para convertirte en empresario? No basta con tener un gran concepto. Un emprendedor debe ser capaz de desarrollar y gestionar la empresa que pone en práctica su idea. Ser empresario requiere un empuje especial, perseverancia, pasión y espíritu de aventura, además de capacidad técnica y de gestión. Los emprendedores son la empresa; suelen trabajar más horas, se toman menos vacaciones y no pueden dejar los problemas en la oficina al final del día. También comparten otras características comunes que se describen en la siguiente sección.

La personalidad empresarial
Los estudios sobre la personalidad empresarial revelan que los empresarios comparten ciertos rasgos clave. La mayoría de los empresarios son

Ambiciosos: Son competitivos y tienen una gran necesidad de logro.
Independientes: Son individualistas y emprendedores que prefieren liderar antes que seguir.
Seguros de sí mismos: Comprenden los retos de crear y gestionar una empresa y son decididos y confían en su capacidad para resolver problemas.
Asumir riesgos: Aunque no son reacios al riesgo, la mayoría de los empresarios de éxito prefieren las oportunidades de negocio que conllevan un grado moderado de riesgo, en las que pueden controlar mejor el resultado, a las empresas muy arriesgadas en las que la suerte desempeña un papel importante.
Visionarios: Su capacidad para detectar tendencias y actuar en consecuencia diferencia a los empresarios de los propietarios y directivos de pequeñas empresas.
Creatividad: Para competir con empresas más grandes, los empresarios necesitan diseños de productos creativos, estrategias de marketing audaces y soluciones innovadoras a los problemas de gestión.
Enérgico: Crear y gestionar una empresa requiere muchas horas de trabajo. Aun así, algunos emprendedores crean sus empresas mientras trabajan a tiempo completo en otro lugar.
Apasionados. Los emprendedores aman su trabajo, como demostró Miho Inagi al abrir una tienda de bagels en Tokio a pesar de las probabilidades de éxito.
Comprometidos. Como están tan comprometidos con sus empresas, los empresarios están dispuestos a hacer sacrificios personales para alcanzar sus objetivos.

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Las decisiones éticas transforman una empresa familiar en una marca internacional
Desde que Apollonia Poilâne era una niña que crecía en París, siempre supo lo que quería hacer de mayor: hacerse cargo del negocio familiar. Pero no se imaginaba lo rápido que iba a suceder. Cuando su padre, Lionel Poilâne, y su madre murieron en un accidente de helicóptero en 2002, Francia perdió a su panadero más célebre, y Apollonia asumió el relevo. Tenía 18 años y planeaba matricularse en Harvard en otoño, pero había llegado el momento para el que sus padres la habían preparado. Como decía su ensayo de admisión en Harvard: "Está en juego el trabajo de varias generaciones".

Con organización y determinación, Apollonia dirigió una de las mejores panaderías francesas del mundo, con sede en París, desde su apartamento de Cambridge (Massachusetts). Normalmente se levantaba dos horas más antes de las clases para asegurarse de hacer todas las llamadas del trabajo. "Después de las clases me ocupo de cualquier asunto relacionado con la empresa y luego hago los deberes", dice. "Antes de irme a la cama llamo a mi jefe de producción en París para comprobar la calidad del pan". Dado que el nombre Poilâne se ha ganado un lugar en un grupo muy reducido de panaderos de prestigio, esta joven de 18 años estaba decidida a continuar la tradición de satisfacción del cliente y calidad que su abuelo estableció en 1932. Cuando su abuelo sufrió un derrame cerebral en 1973, su hijo Lionel, de 28 años, se volcó en el negocio y convirtió el pan familiar en la marca mundial que es hoy. Lionel abrió dos panaderías más en París y otra en Londres. Desarrolló y alimentó una red mundial de minoristas y celebridades donde el pan se envía diariamente por FedEx a restaurantes de lujo y clientes adinerados de todo el mundo.

La mayoría de los emprendedores combinan muchas de las características anteriores. A Sarah Levy, de 23 años, le encantaba su trabajo de pastelera en un restaurante, pero no el bajo sueldo, el estrés y las largas horas de trabajo de una cocina comercial. Así que encontró una nueva -en casa de sus padres- y puso en marcha Sarah's Pastries and Candies. Empleados a tiempo parcial le ayudan a preparar los pedidos de pasteles y dulces con el relajante sonido de los vídeos musicales que suenan de fondo. Conor McDonough, licenciado por la Universidad de Cornell, creó su propia empresa de diseño web, OffThePathMedia.com, tras desilusionarse con la rígida estructura de su trabajo. "No había espacio suficiente para mi propia expresión", dice. "Trabajar por cuenta propia me mantiene alerta", dice la artista gráfica Ana Sánchez. "Me obliga a hacer mi mejor trabajo porque sé que mi próximo empleo depende de mi rendimiento".

Capacidad de gestión y conocimientos técnicos
Una persona con todas las características de un empresario puede carecer de las habilidades empresariales necesarias para dirigir una empresa de éxito. Los empresarios necesitan conocimientos técnicos para llevar a cabo sus ideas y capacidad de gestión para organizar una empresa, desarrollar estrategias operativas, obtener financiación y supervisar las actividades cotidianas. Jim Crane, que hizo que Eagle Global Logistics pasara de ser una start-up a una empresa de $250 millones, se dirigió a un grupo en una reunión diciendo: "Nunca he dirigido una empresa de $250 millones, así que vais a tener que empezar vosotros a dirigir este negocio".

Unas buenas habilidades interpersonales y de comunicación son importantes para tratar con empleados, clientes y otros socios comerciales como banqueros, contables y abogados. Como veremos más adelante, los empresarios creen que pueden aprender estas habilidades tan necesarias. Cuando Jim Steiner puso en marcha su empresa de remanufacturación de cartuchos de tóner, Quality Imaging Products, su inversión inicial fue de $400. Gastó $200 en la compra de una máquina de impresión. Gastó $200 en un consultor que le enseñara el negocio y $200 en materiales para reconstruir sus primeros cartuchos de impresora. Hacía llamadas de ventas de 8.00 a 12.00 y hacía entregas a los clientes de 12.00 a 17.00. Después de una cena rápida, se trasladaba al garaje, donde rellenaba cartuchos de fotocopiadora hasta medianoche, cuando se desplomaba en la cama, a veces cubierto de hollín de carbón. Y esto no fue algo que hiciera durante un par de meses hasta que consiguió que el negocio despegara: fue su vida durante 18 meses.9 Pero los empresarios suelen aprender pronto que no pueden hacerlo todo ellos solos. A menudo optan por centrarse en lo que saben hacer mejor y contratar a otros para que hagan el resto.